martes, 8 de octubre de 2013

Yo marché contra los violentos

Yo imaginaba que todo Valledupar se volcaría a las calles a rechazar la muerte del médico Javier Pérez, un hombre muy querido en la ciudad, por su enorme corazón solidario, pero lo que vi fue a un grueso número de estudiantes del sector salud, empleados del hospital Eduardo Arredondo Daza, habitantes de los barrios de la carrera cuarta y los amigos y familiares del galeno.

¡Qué tristeza! Y yo que pensaba que este martes sería el día esperado por todos para expresar el rechazo total a la violencia que se ha enconado en la ciudad y que ha amargado a cientos de hogares vallenatos, que han visto caer a sus seres queridos o que simplemente, han sido víctimas de la delincuencia en Valledupar.

Por un momento, llegué a creer que eran ciertas las cifras que la semana pasada presentó el alto consejero para la seguridad ciudadana, Francisco Lloreda, de que sólo el 10 por ciento de los vallenatos han sido víctimas en el último año de la delincuencia.

Mientras caminaba, me preguntaba dónde estaba la gente que a diario se queja de los delincuentes; que pide la cabeza de las autoridades; los que llaman a las emisoras a pedir el cambio del comandante; los que escriben en Twitter denunciado falta de seguridad. “Están trabajando y de corazón nos acompañan”, me dijeron varias personas.

Lo que yo creo es que somos muy indiferentes ante el dolor ajeno; ante la afectación ajena; pero una vieja frase dice que hoy fue mi vecino del frente, mañana será el vecino del lado y posteriormente seré yo la víctima. Pero no faltó el que le habló de frente al asesino de Javier Pérez, pidiendo que con la fuerza que tuvo para empuñar el arma y disparar contra el galeno, pusiera la cara mañana y dijera que cometió el crimen, para que reciba el castigo que se merece.
 
Aunque el dolor por la muerte de una persona, aparentemente lo sentimos todos los vallenatos; y los delincuentes nos tienen viviendo encarcelados en casas con rejas, no nos inmutamos para levantar nuestra voz y decir no más violencia; no más muertos, no más delincuencia.

Llegamos a la Plaza Alfonso López y allí escuchamos a los amigos y familiares de Javier Pérez; a sus hijos, a su esposa; lloramos con ellos, gritamos contra los delincuentes y violentos, pero no estaba toda Valledupar, como yo había imaginado.


Al terminar el acto, pensé: no nos acompañaron a gritar contra la violencia; contra los delincuentes, pero los que asistimos quedamos con la conciencia tranquila de que hicimos lo que había que hacer: marchar, porque los buenos somos más.
@UbakdoAnayaF 

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