lunes, 24 de junio de 2013

'Brillaron por su ausencia' en despedida a Leandro

Los más representativos cantantes y acordeoneros de la música vallenata no asistieron a los actos protocolarios de despedida del maestro Leandro Díaz Duarte, cumplidos en horas de la tarde del domingo en la plaza Alfonso López de Valledupar.

Artistas como Poncho Zuleta, Silvestre Dangond, Alfredo Gutiérrez, Iván Villazón, Felipe Peláez, Wilfrán Castillo, Beto Zabaleta, El Mono Zabaleta, Peter Manjarres, Grupo Kvrass, El Churo Díaz, brillaron por su ausencia. De ellos solo se conocieron mensajes de condolencias para la familia de Leandro a través de las redes sociales.

El único que no podía asistir por estar en una clínica en Bogotá era el cantautor Diomedes Díaz Maestre, quien se recupera de una intervención quirúrgica.
 
Acordeoneros tan destacados y grandes como Emilianito Zuleta, Sergio Luis Rodríguez, Franco Argüelles, Álvaro López, Beto Villa, Israel Romero, Álvaro y Ciro Meza Reales, Rolando Ochoa, por solo contar algunos, tampoco aparecieron en los actos fúnebres del maestro Leandro Díaz.

Los que sí estuvieron, tocaron y cantaron son el rey de reyes, Hugo Carlos Granados; los reyes vallenatos Chemita Ramos, Almes Granados y Pipe Villabona y los cantantes Carlos Vives, quien llegó acompañado de su esposa; Iván Ovalle, Deimer Marín y Paki Kotes. Y por la familia cantaron Ivo Díaz y Óscar Díaz, nieto adoptivo de Leandro.

Tras un gran homenaje, realizado en la tarima Francisco El Hombre, el cuerpo sin vida de Leandro fue llevado al Cementerio Central de Valledupar, en donde, bajo la presencia de una inmensa luna, le dieron cristiana sepultura.

Leandro Díaz Duarte, nació en la zona rural de Hato Nuevo, en La Guajira, en un lugar conocido como La Casa de Alto Pino. A sus 85 años, murió en Valledupar, tras recorrer un largo camino como un verdadero juglar vallenato, que fue contando historias de amores y desamores; haciendo censos artesanales, como aquel que realizó en una canción a los habitantes de Tocaimo, su otra tierra, en San Diego, Cesar o, simplemente, cantándole a la naturaleza, como el verano.
 
Tras su fallecimiento en una clínica de Valledupar, se declararon tres días de duelo y se ordenó izar la bandera a media asta; se expidieron decretos de honores y se exaltó su obra musical.
 

Con una larga lista de composiciones interpretadas por los más grandes de la música en Colombia y el exterior, Leandro Díaz Duarte comenzó a recorrer su camino hacia la inmortalidad.

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